Allí las balas comienzan con cierto
“funcionariado” que acribilla la solicitud con innumerables requisitos
(olvidando la Ley de simplificación de trámites administrativos), luego
viene el paredón de la espera de respuesta, más allá encontramos al
pelotón de fusilamiento que les informa que su solicitud no procede. Y si
osan protestar contra una medida que consideran injusta…entonces…
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¡Tanto
tiempo sin escribir! Quizá hay sucesos que nos impactan más de lo que
creemos o queremos y nos dejan en silencio, sin palabras.
No
porque no tengamos cosas por decir, sino porque no encontramos la mejor
manera de hacerlo, porque la musa se esconde, se escurre por los rincones y
se nos hace inasible.
Y
cualquiera pudiera pensar o creer que para hablar de lo cotidiano, de la
política o de lo absurdo, no hace falta inspiración. Pero… ¡sí hace falta!
Comenzaré
por la palabra PATRIA.
Esa
que hoy día las huestes opositoras equiparan con la ausencia o escasez del
papel toalé (toilet),
mantequilla, harina, etc.
Gente
que, por ignorancia, odio o supuesto humor, tratan de mostrar su
inconformidad con los efectos de la guerra económica, apuntando sus proyectiles
hacia blancos equivocados.
No
pueden darse cuenta que todas y todos somos víctimas del poder económico,
el cual aún está en manos de los mismos personajes de siempre, los mismos
enemigos de siempre. No se dan cuenta que esa guerra no nace en las filas
gubernamentales sino en ciertas cámaras de poca fe, amparadas en la fe de
sus consumidores y bendecidas por la fe de una iglesia que perdió su camino
hace rato.
Y
recurren estas masas opositoras, mansa y tragicómicamente, a la
autoflagelación para salvaguardar los intereses de quienes nos oprimen y
explotan. Porque denigrar de la patria es atentar contra los propios
intereses, amores, arraigos, etc. Cuando algún día lo entiendan (si es que lo llegan a entender)
quizá sea tarde.
Como
tarde ha llegado el lamento de quienes, desde espacios de gobierno o de
justicia (en cualquiera de sus
niveles), no han podido evitar, juzgar y /o condenar a los responsables
de la muerte de más de 300 campesinos en su justa lucha por la tierra, o de
los Sabinos Romeros que abundan en nuestro suelo.
Muertes
anunciadas, injustas, impunes y silenciadas. Pero, tan graves como éstas
son las muertes lentas de los miles de campesinos y campesinas que acuden a
las instancias respectivas en busca de las respuestas que debe darles un Estado
supuestamente revolucionario.
Allí
las balas comienzan con cierto “funcionariado” que acribilla la solicitud
con innumerables requisitos (olvidando
la Ley de simplificación de trámites administrativos), luego viene el
paredón de la espera de respuesta, más allá encontramos al pelotón de
fusilamiento que les informa que su solicitud no procede. Y si osan
protestar contra una medida que consideran injusta…entonces, la silla
eléctrica del desamparo y el descrédito, no se hará esperar para
achicharrar sus pretensiones.
Aún
quedan personas así en las instituciones públicas. Esas que siguen
criminalizando la lucha campesina, indígena y originaria, así como a toda
persona que se una a su causa (incluyendo
a servidores-as públicos-as que serán tildados-as de traidores-as al Estado)
Aún no entienden cuál es su rol. En todo caso, sería preferible que se
equivocaran a favor de la gente y no a favor del Estado…
Un
estado que ha de estar compuesto por verdaderos servidores o servidoras
públicas. Servir al público. Servir. Eso aspiramos: que quienes tengan la
posibilidad, en el espacio que corresponda… oigan el clamor popular. Como
el que recorre hace dos años nuestra patria. Ojalá hagan el gran servicio
de dar libertad y asilo a Julián Conrado, cantor revolucionario,
colombiano, preso por… (ups! No hay
razones para que este hombre digno esté preso en nuestro país).
Y
justamente como este es el mes del aniversario 71 del nacimiento de nuestro
cantor Alí Primera, sería justo, humano y revolucionario que Julián saliera
a cantar su canción bolivariana y rebelde, porque ¡Amando, venceremos!
Por
cierto, La Canción Bolivariana cumple 30 años de haberse realizado en
nuestro país, por auspicio de nuestro Padre Cantor Alí Primera. Y, por tal
motivo, se encuentran en Venezuela, varios grupos y cantores-as
internacionales que, junto a la representación criolla, recorrerán los
espacios de esta tierra de gracia, ofreciendo su voz y canto necesarios
para animar la lucha justa, levantar la palabra insumisa, avivar la llama
revolucionaria, criticar los errores actuales y pasados, esperanzar la
vida.
La
vida…ese espacio-tiempo que nos toca transitar en este plano y que merece
la cuidemos con esmero.
Que
nos hagamos partícipes de la protección del planeta, de la pacha mama, de
sus recursos cada día más finitos. La vida nos exige compromiso con el
presente y el futuro. Ser amables y amantes con la naturaleza.
Practicar
un consumo responsable. Producir lo necesario, en armonía con el ambiente.
Sembrar nuestros alimentos. Comer sano. Luchar por nuestras semillas y
costumbres originarias. Volver al conuco. Leer la luna y la lluvia.
Bañarnos en ellas, como parte ancestral y elemental de nuestro acervo
patrio. Levantar las banderas campesinas, indígenas y originarias como las
más nuestras, propiciando su vida, vengando su muerte. Cantar sus melodías
de siglos con la voz de Julián o de Alí.
Y
seguir viviendo…así sea lanzando palabras al garete… Colaboración
especial para LatinPress®. LPs.
Cuando usted escuche como respuesta automática, a la aseveración de que no se consigue 'papel tualé', que le digan: 'pero tenemos patria', eso no podemos considerarlo 'anormal', proveniendo de sujetos que desde tiempos inmemoriales han tenido a 'la patria' para limpiarse el culo con ella...
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