A quién se le ocurre decir esto y justo ahora:
"Así
como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar
el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de
la exclusión y la inequidad» Hoy todo entra dentro del juego de la
competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al
más débil. Como consecuencia, grandes masas de la población se ven
excluidas y marginadas... Hemos dado inicio a la cultura del «descarte».
Ya no se trata del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino
de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la
pertenencia a la sociedad, pues ya no se está en ella abajo, en la
periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son
«explotados» sino desechos, « sobrantes »."
"...algunos
todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo
crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra
provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo.
Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una
confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder
económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico
imperante. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros...
se ha desarrollado una globalización de la indiferencia... nos volvemos
incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros,... como si
todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe."
"La
adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y
despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la
economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano... que
reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo."
"Mientras
las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría
se quedan cada vez más lejos del bienestar. Este desequilibrio
proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los
mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho
de control de los Estados, encargados de velar por el bien común..."
Sí, Chávez lo dijo siempre pero esta vez no fue él sino mismito El Papa Francisco. ¿Qué, lo caceroleamos?
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