La renuncia colectiva ‘de estilo’ de
los integrantes del Consejo de Ministros, era un secreto a voces desde que el
presidente Nicolás Maduro se las solicitó sin mucha premura, como opción. Es su oportunidad. Ahora…
Los actuales ministros son
corresponsables de lo bueno y lo malo del gobierno del finado presidente Hugo
Chávez, cuya peor herencia -lo sabemos
todos y todas- es la enorme corrupción y
el enriquecimiento ilícito de muchos de sus funcionarios y funcionarias, que se ha traducido en daños gigantescos a la
nación, tanto desde el punto de vista
económico-financiero, como en la
productividad, eficiencia, disciplina social y administrativa.
Esa nefasta y maloliente corrupción
chavista ha enervado al gobierno. Y
Maduro parece reconocerlo íntimamente, sabe
que con esos "batesquebra'os" codiciosos, no llegará muy lejos. Sin amiguismos ni fraccionalismos cómplices,
corresponde al Presidente detectar a los más choros del combo ministerial
chavista, y comenzar a limpiar, sin que paguen justos por pecadores...
La marcha del país no puede mejorar con
esas langostas gravitando dentro y sobre el Gabinete Ejecutivo y otros altos
mandos del gobierno. Especial atención merece la costra de militares
pudrimillonarios, insaciables los muy
bandidos, quienes durante la gestión
Chávez amasaron fortunas gigantescas, impunemente,
gracias a la irresponsabilidad de Chávez y a su
complicidad por omisión, amiguismos y compadrazgos.
Las
mafias financieras del chavismo
deben ser desarticuladas. Primero
alejadas del Consejo de Ministros, del
aparato financiero gubernamental y de la banca pública, y
después investigadas y perseguidos penalmente sus capos y sus
enriquecidos círculos familiares. Es la oportunidad de Maduro… A ver
"qué
trae en la bola", como dicen en el argot
del béisbol criollo.
La selección de los ratificables debe
ser tan exigente como la de los futuros
ministros y ministras. El presidente
Nicolás Maduro debe comprender que la tesitura ética de los ministeriables ES esencial en esta hora crítica de la República.
Nada está en
calma.
Ni un solo pillo debe quedar en el
Gabinete Ejecutivo; ni un sólo pillo debe entrar al nuevo equipo ministerial.
MANUEL ISIDRO MOLINA
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