Venezuela es, probablemente, el único
país del mundo que le paga a sus ciudadanos por viajar. Y no es que sea ésta una política de estado
planificada, sino que nunca faltan los que están dispuestos a cagarse en el
nido, convencidos de que ‘se la están comiendo’…
Conozco a muchos, muchísimos tristemente, que sin un ápice de conciencia y con
aires de ‘yo sí soy inteligente’, le dan la vuelta a las medidas que toma el
gobierno para salvaguardar los intereses del país, y las
convierten en una suerte de ‘qué suerte
tengo yo’, y el resto a mí qué me importa.
Como
la amiga que alardeaba entre
aplausos de su audiencia, que se fue a
Houston a hacer un cursito, y que con el cupo de CADIVI el negocio le
salió
redondo: “Imagínate, pagué el curso, pasé una semana rica en los
Estados Unidos, raspé las tarjetas, compré cositas bellas, regresé y
vendí
el resto de los dólares en el mercado paralelo, y, al
final todo me salió gratis, ¡ qué risa !”.
¡ Qué risa !, celebraban todos y compartían anécdotas geniales de vacaciones
paradisíacas que no les costaron ni un centavo. “Lo malo es tener que volver a este desastre
de país, destruido por el chavismo. Yo vengo en el avión con un nudo en el
estómago y solo me consuela saber que empieza un nuevo año, con nuevo cupo Cadivi y con
nuevas escapaditas.”
Del
otro lado de la acera política, bastante más de lo mismo, por lo que
queda claro que el cadivismo no discrimina, que una ganga no se deja
pasar así nomás y que
si la dejas pasar, eres pendejo, o peor : ‘patenelsuelo’…
Hablan
de “mis dólares” como si los
hubieran producido ellos. Consideran que un privilegio torcido por la
trácala
es un derecho. Se quejan de la inflación y acusan al gobierno, mientras
otros acusan al especulador, viendo la paja en el ojo ajeno, mientras
sus cabecitas calculan todo a dólar inflado
por su propia ambición, por su propio cuchillo en el pescuezo.
Todos sueñan con ‘un país distinto’ -de la boca para afuera-, mientras su estupidez sólo piensa en verde
dólar, y, a la hora de las chiquitas, se cagan en el tricolor nacional a cambio de baratijas mayameras.
Sufren con la incertidumbre del fin
de la manguangua cadivera. Ya buscarán
otras grietas por dónde colarse, y ya
buscaremos cómo taparlas. Tarea dura ésta
de luchar contra el egoísmo y la
estupidez suicida…
No hay comentarios:
Publicar un comentario