¡Van
contra Zara los chavistas marginales! -Tuiteaban desde el sector más
disociado de la oposición. El gobierno chavista había metido el dedo en
la más dolorosa llaga: sus símbolos de status, y con una sombra de
igualdad caótica amenaza con derrumbar una estructura fundamental de su
existencia clasemediera: la distinción.
Con
más miedo que rabia y con una originalidad deslumbrante, decía una
muchacha llamada Maryelys: "El mono aunque se vista de Zara, mono se
queda". Entonces, como en Twitter la gente cuelga sus fotos, me metí a
jurungar las suyas. Con tristeza vi a una morenita de pelos domados por
la tenecidad de una plancha, de esas que uno ve en cualquier calle, en
cualquier autobus o en el Metro. Esa muchacha escupía la rabia que, más
al este del Este le escupen a ella otras muchachas que se creen todavía
más blanquitas.
Y
es que la gente como Maryelys siente que al cubrirse de Zara entierran
su origen. Ellos necesitan que haya pobres para no parecerlo tanto. Zara
al alcance de todos, diría Maricori, los iguala para abajo.
Otros
auguraban un colapso económico si Zara cerraba sus tiendas en
Venezuela. Defensores del derecho a especular pero dar empleo de Amancio
Ortega, dueño de Zara y, peor, uno de los tres hombres más ricos del
mundo, o sea ¡Qué pena con ese señor!, ¡Qué imagen damos al mundo!
Pocas
veces vi un estallido de clasismo tan descarnado, tan impúdico, tan
autodenigrante, todo por una marca de ropa barata que un rico les vendió
a precio de estafa, un símbolo de status de pacotilla para sus vidas de
ídem.
Y
es que los símbolos de status son sagrados, claro, hasta que pasan de
moda. Por eso, en lugar de enfurecerse con Amancio, se ponen de su lado
cual si fuesen su mismísimos herederos. Es que ellos son Zara porque sin
Zara ellos creen que no son nada.
"Si
Zara se va de Venezuela yo me iría demasiado" fue el clamor de estos
desorientados. Pues no hagan las maletas, muchachones, porque un zorro
como Amancio Ortega jamás se iría de un país cuya gente tiene el poder
adquisitivo para vaciar el inventario de todas sus tiendas en un solo
día. Amancio perdiendo gana, y gana a costa de los bolsillos de quienes
creen que vistiendo su marca se parecen más a Amancio y menos a quienes
realmente son.
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