El golpe es nostalgia y sueño recurrente, deseo y plan. Plaza Altamira,
con sus charreteras, condecoraciones y faralaos, es un recuerdo nunca
clausurado, una modosa melancolía. El sabotaje petrolero es hazaña al
revés y frustración. Las guarimbas son arrebato y tentación,
paramilitares, muertos y torturados en Parque Caiza. El regreso a
aquellos días es masaje permanente y un acariciado desquite que pronto
llegará. Por eso es pertinente el artículo de José Vicente Rangel
titulado: “Maduro, vete ya” y la advertencia de Diosdado Cabello de que
“hay un golpe en marcha”.
Todo golpista niega el golpe que piensa dar. Ni pendejo que fuera, aunque haya golpistas bocones, no los de botiquines y baños turcos, sino los que cuentan los pollos antes de nacer. Aquellos que de verdad están en la jugada banalizan cualquier advertencia, se burlan de quienes alertan sobre la conspiración, descalifican fuentes y voceros. Es lo que hacen ahora frente a la advertencia de Diosdado y el artículo de José Vicente. En el manual del golpismo esa burla y banalización son un indicio, casi una prueba, o como dirían los abogados, “elementos de interés criminalístico”.
La MUD es una criatura bifronte. Una parte juega a la democracia y otra al mazazo, la parada felona, el atajo. Entre ambas cabezas, hay quienes bailan con la opción que se imponga. La tendencia golpista dominó desde 2002 hasta la abstención electoral de 2005. Los “eleccionistas” tomaron las riendas en 2010, pero cada día las sostienen con menos fuerzas. Los fachos no renuncian y van llenando espacios cada vez mayores en la oposición. Estados Unidos y Europa los animan, no sólo ideológicamente, sin en forma sonante y constante.
Hacer burla de los alertas de José Vicente y Diosdado es lo que pauta del librito, el manual del golpismo. Pero entró en escena un jefe opositor, Henry Ramos Allup, quien advirtió: “Si algún extraviado de la oposición anda tirando dados esperando un golpe, aquí no habrá ningún golpe para ponerle la banda a un civil. Los militares dan un golpe para quedarse uno de ellos gobernando el país hasta que se le seque el esqueleto”.
¿Quiénes son los “extraviados de la oposición? ¿Qué sabe Ramos Allup que tú no sepas? ¿Por qué esa advertencia a los que están “tirando dados”? Por estos días un grupo representativo de la oposición publicó un remitido de media página en El Nacional llamando a la abstención el 8D. Desde este y otros medios se cuestiona a la MUD y su actual liderazgo por su “timidez”. Se plantean “otros caminos”. “Un golpe de timón”. ¿De timón?
En abril de 2002 el periodista Francisco Bautista (Kico) me entrevistaba por teléfono para un programa de radio. Del otro lado del hilo estaba la periodista y docente Marta Colomina. Denuncié que había un golpe en marcha contra el presidente Chávez. La profesora Colomina banalizó mi intervención: “Qué golpe ni golpe, el oficialismo vive viendo conspiraciones por todos lados”. A los cinco días vi por televisión a un clon de la profesora Colomina y a sus compañeros de aventura corriendo por el patio del Palacio de Miraflores, buscando una puerta de salida. Era 13 de abril.
Todo golpista niega el golpe que piensa dar. Ni pendejo que fuera, aunque haya golpistas bocones, no los de botiquines y baños turcos, sino los que cuentan los pollos antes de nacer. Aquellos que de verdad están en la jugada banalizan cualquier advertencia, se burlan de quienes alertan sobre la conspiración, descalifican fuentes y voceros. Es lo que hacen ahora frente a la advertencia de Diosdado y el artículo de José Vicente. En el manual del golpismo esa burla y banalización son un indicio, casi una prueba, o como dirían los abogados, “elementos de interés criminalístico”.
La MUD es una criatura bifronte. Una parte juega a la democracia y otra al mazazo, la parada felona, el atajo. Entre ambas cabezas, hay quienes bailan con la opción que se imponga. La tendencia golpista dominó desde 2002 hasta la abstención electoral de 2005. Los “eleccionistas” tomaron las riendas en 2010, pero cada día las sostienen con menos fuerzas. Los fachos no renuncian y van llenando espacios cada vez mayores en la oposición. Estados Unidos y Europa los animan, no sólo ideológicamente, sin en forma sonante y constante.
Hacer burla de los alertas de José Vicente y Diosdado es lo que pauta del librito, el manual del golpismo. Pero entró en escena un jefe opositor, Henry Ramos Allup, quien advirtió: “Si algún extraviado de la oposición anda tirando dados esperando un golpe, aquí no habrá ningún golpe para ponerle la banda a un civil. Los militares dan un golpe para quedarse uno de ellos gobernando el país hasta que se le seque el esqueleto”.
¿Quiénes son los “extraviados de la oposición? ¿Qué sabe Ramos Allup que tú no sepas? ¿Por qué esa advertencia a los que están “tirando dados”? Por estos días un grupo representativo de la oposición publicó un remitido de media página en El Nacional llamando a la abstención el 8D. Desde este y otros medios se cuestiona a la MUD y su actual liderazgo por su “timidez”. Se plantean “otros caminos”. “Un golpe de timón”. ¿De timón?
En abril de 2002 el periodista Francisco Bautista (Kico) me entrevistaba por teléfono para un programa de radio. Del otro lado del hilo estaba la periodista y docente Marta Colomina. Denuncié que había un golpe en marcha contra el presidente Chávez. La profesora Colomina banalizó mi intervención: “Qué golpe ni golpe, el oficialismo vive viendo conspiraciones por todos lados”. A los cinco días vi por televisión a un clon de la profesora Colomina y a sus compañeros de aventura corriendo por el patio del Palacio de Miraflores, buscando una puerta de salida. Era 13 de abril.
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