lunes, 4 de julio de 2011

LA TERCERA GUERRA MUNDIAL A PUNTO DE CARAMELO



Braulio Martínez Zerpa*

Hay serios indicios que nos hacen pensar que la tercera guerra mundial está en ciernes; los acontecimientos políticos y militares que están sucediéndose en el Medio Oriente y en Asia Central así nos lo dejan ver. Pero, ¿Cuáles son estos acontecimientos y cuán graves son como para que puedan desatar una guerra a gran escala?  
Para entenderlo mejor debemos visualizar el mapa de dos regiones. Comencemos con Paquistán: recientemente se produjo una incursión armada por parte de EEUU en el interior de este País, con el fin de materializar un nuevo  “blof” (invento o engaño) imperial de querer hacer ver que Ben Laden estaba allí,  vivo,  y que había que asesinarlo.  Todos sabemos que ese señor estaba muerto desde hace unos cuantos años, además de que había sido agente secreto de la CIA, entrenado por ésta para actuar frente a la Unión Soviética en Afganistán,  y,  para más añadidura,  socio de la familia Bush en una empresa petrolera llamada Arbusto Oil Company, asentada en Texas, USA.  Esta incursión no agradó al Gobierno de Paquistán y fue calificada como una violación a su soberanía, por lo que la situación entre ambos países se agravó de tal manera, que el Primer Ministro de Paquistán viajó urgentemente a China en búsqueda de ayuda.

Pero, ¿por qué solicitó ayuda a China? Por una razón muy sencilla: a través de suelo paquistaní pasan los ductos con petróleo y gas que Irán le proporciona a China,  que representan cerca del 40% de las importaciones totales que de estos rubros ingresan a China. Y este gran País sabe, que cualquier ataque a Irán o a Paquistán los dejaría prácticamente sin la energía suficiente para subsistir, y mucho menos para actuar, en una confrontación con otras potencias.  Es por ello que China, ante la insistencia de EEUU de invadir a Paquistán, como ya lo han manifestado los líderes del imperio, ha lanzado, nada más y nada menos, que un ultimátum a los yankees, de que “cualquier ataque a Paquistán sería tomado como un ataque a China”… Una declaración de tal gravedad no se había producido -en esos términos-  desde la Segunda Guerra Mundial. Y es más grave aún porque se la está haciendo al más grande y criminal imperio que ha tenido la humanidad en toda su historia.  Sin embargo,  el imperio parece que ha asimilado el reto, pues lo ha silenciado (minimizado) en sus declaraciones y en los medios de comunicación, que de hecho están controlados por esa supuesta democracia. Y ha ordenado silenciarlo en los medios de comunicación del mundo entero, controlados por la oligarquía fascista antidemocrática,  que sigue ciegamente las directrices del imperio, incluso por encima de sus intereses nacionales. Ahora bien, este silencio puede significar que el imperio deba solucionar un grave problema antes de enfrentarse a China (más adelante veremos cuál es este problema…).
Por otro lado, China está dando pasos agigantados para fortalecer sus sistemas de armas, tanto ofensivos como defensivos. Recientemente botaron al agua su primer portaviones, con características muy similares a los del imperio. China está reforzando aceleradamente todas sus fronteras con grandes contingentes militares. El propio ex secretario de defensa del imperio, Robert Gates, en el llamado diálogo de Shangrilá, con motivo de despedirse de sus aliados de Asia, ha dicho que China representa la mayor preocupación del imperio, por su creciente desarrollo armamentista. Sobre todo porque ha logrado desarrollar misiles anti-buques, capaces de neutralizar a los portaviones estadounidenses, arma principal para imponer la tal “guerra preventiva” o “anti-terrorista”.
Pero China no está sola en este juego estratégico y geopolítico. Existe otra potencia que está participando -gracias a intereses comunes-,   junto a China,  como puede apreciarse en el Pacto de Shanghai, y, recientemente, en el BRICS (que es el pacto entre Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica); se trata específicamente de Rusia,  país con capacidad ofensiva nuclear,  similar a la del imperio, y a la que no le conviene, por ningún motivo,  mantenerse neutral frente a una confrontación China- USA, porque de ganar el imperio,  tendría que enfrentarse a un  súper imperio, más los países europeos alineados con éste.  Por otra parte, tampoco le conviene a Rusia que Irán sea invadido por el imperio, porque lo tendría en su frontera Sur.  Al igual que a China no le convendría que el imperio invada a Paquistán, pues lo tendría en su frontera Sur-Oeste.
Tenemos que decir que Rusia se ha dormido mucho frente al avance imperial en la zona del Asia Central,  hasta el punto de que está totalmente rodeada por bases y enclaves militares imperiales desde donde se le puede atacar fácilmente. También se ha dejado engatusar con el llamado escudo estratégico anti-misilístico,  que el imperio está montando en Europa oriental para controlar a Moscú. Se especula mucho en medios informativos, que esta supuesta “neutralidad rusa”  frente al avance imperial,  se debe a la presencia de una creciente burguesía en Rusia,  que representa intereses oligárquicos aliados al imperio, y que ha sabido ejercer presión en el sentido de hacer ver que “el imperio” representa “el lado bueno y conveniente” a los intereses rusos. El máximo exponente de esta posición es el actual Presidente de ese País (Dmitri Medvédev), manifestada en diversas actuaciones. Por ejemplo:  cuando negó los Sistemas de Defensa Aérea  S-300   Irán para complacer al imperio. O cuando no ejerció su derecho a veto en la ONU, que hubiese evitado la masacre al pueblo libio con la intención de apropiarse de sus recursos energéticos y monetarios. En este sentido, Rusia sabe que -a la larga el imperio- la va a aniquilar,  y que por tanto su única salida está en la unión con China, para enfrentar con éxito las apetencias imperiales del apoderamiento del mundo por parte de los EEUU, para manejarlo de conformidad con sus exclusivos intereses.
Los  EEUU  han desplegado un manifiesto interés en aislar a Rusia de China.  Cada vez que van a dar un paso hacia adelante en este sentido, mandan a sus máximos representantes a tratar de convencer al Gobierno Ruso sobre la conveniencia de su apoyo a sus intereses. Sin embargo, hay una fuerte presión interna en Rusia manifestada por el Primer Ministro Vladimir Putin, quien no estuvo de acuerdo con la invasión a Libia, y que ha mostrado interés en desaprobar cualquier intento imperial de votar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU en contra de Siria, con el objetivo final de montarle el formato aplicado a Libia.
También hay un abierto interés por parte del Imperio, en aislar a China de La India, ofreciéndole grandes cantidades de material bélico moderno a esta última, armándola frente a China, y, de paso, tratar de desarticular el BRICS.  
Si EEUU se enfrenta a China,  quisiera  tener de su lado a Rusia y a La India, para luego liquidarlas una a una.
Yo les pediría a todos,  que “pelen bien los ojos”, porque todas estas cosas ya comenzaron a manifestarse, y si mis cálculos no me fallan, para el segundo semestre del año 2.012 deberíamos estar entrando de lleno en la fase ejecutiva de esta Tercera Guerra Mundial.  En párrafos anteriores dejé entrever que antes de que esto sucediese, los EEUU deberían resolver un problema fundamental para poder poner en práctica la ejecución de este plan de liquidación de China y sus aliados, que comenzaría con negarle (a China) los recursos energéticos que les son indispensables, para poderlos confrontar. Y, en segundo lugar, asegurarse para sí tales recursos.
Una confrontación de esa magnitud requiere de grandes reservas en recursos energéticos, que ninguno de los esos dos Países poseen.  En consecuencia, ambos tienen  la mira puesta en el lugar donde se encuentran tales reservas, que no es otro que Venezuela. Por una parte el Imperio,  que quiere el petróleo  a través del uso de la fuerza, invadiendo, destruyendo y matando todo lo que se le oponga. Y por la otra, China, a través de la compra pacífica de petróleo, tal como lo viene haciendo. Alguien podría pensar que ese teatro de guerra entre China y EEUU podría trasladarse a Venezuela, pero tal cosa sería imposible porque China carece de una marina de guerra lo suficientemente poderosa para operar a distancias tan grandes.  El teatro de la guerra va a permanecer  -por ahora- en el Asia Central. Sólo que el imperio va a invadir a Venezuela para tomar su petróleo. Ese petróleo que va a mover sus buques, sus aviones, sus tanques y demás medios de apoyo,  como requisito previo a la realización de la nueva conflagración mundial.
Ahora, para el caso nuestro, para Venezuela, la pregunta obligada es: “¿ Qué debe hacer Venezuela ?”. En mi criterio, Venezuela debe  -fundamentalmente-  lograr un compromiso  con China,  similar al que tiene con Paquistán. Ese de que cualquier ataque a Venezuela se tomará como un ataque a China. Y esto lo digo, porque tanto China necesita de nuestro petróleo,  como el Imperio.
Igualmente debe buscarse y lograrse un compromiso tanto de China como de Rusia, como buenos y poderosos socios comerciales,  que tenga como objeto el vetar cualquier intento imperial que pudiera desembocar en una invasión a nuestro País.
En el orden interno, debemos fortalecer la Milicia Nacional Bolivariana. Entrenarla, armarla y llevar sus efectivos a unos 500.000 combatientes. Adquirir suficiente armamento  “anti-todo”. Vale decir:  anti-misiles que complementen  al sistema  de Defensa Antiaérea Pechora 2-M,  ya que este último tiene un alcance en altura  de 20.000 metros. Y los aviones que utilizaría el imperio para agredirnos en su intento de destrucción,  que son los F-117 (Lockheed F-117 “Nighthawk”, avión furtivo de ataque estadounidense),  los B-52 (bombarderos Boeing  Stratofortress de largo alcance)   los B-58 (bombardero Convair  “Hustler”), pueden volar ligeramente por encima de los 20.000mts. Por ello se recomienda la adquisición de misiles S-300, que cubren hasta los 27.000 mts de altura,  adonde no llega ningún avión imperial. Deben adquirirse también misiles anti-buques. Rusia, Irán y China los poseen. Igualmente deben adquirirse misiles anti-blindados.
En dos platos, desarrollar la “doctrina estratégica defensiva anti-todo”. Todos estos equipos deben adquirirse antes de que se realicen los primeros indicios ciertos de un ataque,  ya que una vez iniciados estos,  será imposible adquirirlos. Debemos pensar también que se va a producir una fuerte presión imperial para evitar esas compras, amén de que se necesita un tiempo de negociación   un tiempo para entrenamiento.  Aprovechemos el relativamente corto plazo para adquirir el armamento para dotar a esos 500.000 milicianos, elevar su plantilla hasta ese número, y entrenarlos debidamente. Otro tanto debe hacerse con el pueblo, que debe convertirse en pueblo en armas.  El imperio debe tener entre sus planes, que esta potencial invasión a Venezuela, con el fin de asegurar recursos energéticos a su favor, debe realizarse unos seis meses antes de que pueda iniciarse la Tercera Guerra Mundial: Invito a todos a que hagan sus cálculos.

*Cnel (r).  Aviación Militar Bolivariana y abogado en ejercicio.

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