sábado, 12 de abril de 2014

LatinPress. 12-19/4/2014. Venezuela.


 

LAS LÍNEAS AEREAS vendían los pasajes que costaban trescientos dólares en mil. No es solo especulación, sino una verdadera estafa a la Nación. Actúan como un cartel y ahora chantajean para que se les pague.
   
Desde la Sala Situacional
Diálogo Venezuela-EEUU

Las relaciones entre Washington y Caracas se han hecho cada día más distantes. Ha transcurrido mucho tiempo sin que los dos países hayan podido acordar la designación de embajadores. Cruce de palabras. Acusaciones mutuas. Amenazas de pasar del verbo a las manos, a las “sanciones”.

En el mundo actual, una situación absurda. Por muchas diferencias e intereses distintos que puedan existir, lo natural es que haya un marco de entendimiento entre países. Además, nos atan razones geográficas, nos une la historia de las independencias del Nuevo Mundo y nos enlaza la tradición de los valores republicanos de democracia y libertad.

Sin embargo, entre los dos países hay desacuerdos.

Washington considera que en Venezuela se vulnera la vida democrática. Caracas, por su parte, estima que el gobierno de Estados Unidos viola el derecho humano a la privacidad de sus ciudadanos y que recurre a la tortura para  obtener confesiones.

En política internacional, Estados Unidos reciente los estrechos vínculos con Cuba e Irán. Por su parte, Venezuela cuestiona la intervención militar estadounidense en varios puntos del planeta.

Ahora bien, los desacuerdos no tienen por qué conducir a situaciones conflictivas. Por ejemplo, existen relaciones bastante amistosas entre China y Estados Unidos, a pesar de las diferencias que los separan. Y se supone que ninguno de los dos gobiernos hace actividades políticas en el otro dirigidas a cambiar sus sistemas políticos. Obviamente el respeto es la base de cualquier relación.

Estados Unidos no puede colocar como condición previa a la designación de embajadores que el gobierno venezolano modifique sus políticas. Tampoco puede Venezuela  supeditar a un cambio de Washington de políticas, internas o externas, la escogencia de un embajador. Lo que sí debe quedar claro es que ningún gobierno puede actuar en la política interna o presionar con sanciones para forzar cambios en otro país.  Y mucho menos realizar actividades, directas o encubiertas, con el propósito señalado. Ni Estados Unidos lo admitiría ni Venezuela tampoco.

Así que lo inquietante no es tanto que la  lista de focos de fricción sea larga, sino que se trata de discordancias entre un pequeño país latinoamericano y una potencia económica y nuclear. Hay una historia. En numerosas ocasiones las diferencias entre países de Latinoamérica y Estados Unidos se han saldado con invasiones militares o golpes de Estado. Por su puesto, en el sur. Una historia que no debe repetirse.

Hace dos semanas, Venezuela designó una comisión de alto nivel para abordar los problemas planteados entre los dos países. Pero hasta el momento, no ha habido una respuesta. Ahora bien, no es necesario tener un mismo modelo de sociedad o visiones políticas semejantes para que haya relaciones diplomáticas normales, de respeto, sin intervenciones. Lo civilizado es dialogar. ¿Por qué Washington se niega?

Flash  Rojo
NUMEROSOS AUMENTOS de precios de alimentos y otros productos han sido anunciados. Lo mismo con el servicio eléctrico, al que se le disminuirá “el subsidio”, según expresión de Jesse Chacón. Esto sin que haya mejorado la prestación del servicio. En la práctica un ajuste generalizado que carece de un plan integral de recuperación económica, bien explicado por un vocero del área. Lo más grave es que no se han programado, de manera explícita, las compensaciones. Apenas se ha comenzado con la tarjeta de abastecimiento, mientras que cada semana suben los precios.
EN MEDIO DE LA ESCASEZ y las dificultades económicas por las que están pasando los venezolanos cuál es la razón para que Suvinca, empresa del Estado para importaciones, tenga que estar trayendo carros de lujo, como los modelos Audi más caros. En la IV República se tomaron disposiciones que restringían algunos modelos y daban prioridad a otros. ¿Por qué ahora no?
COMO PIÑERÚA Y SU FAMOSA lista de corruptos en los tiempos que gobernaba AD, la lista de Cadivi y del Sitme no termina de aparecer. Todavía no se conocen ni los nombres de los bancos ni de las empresas ni de los funcionarios que se llevaron la fabulosa cifra de veinte mil millones de dólares. Un misterio.
Flash Negro
LAS ACCIONES DE VIOLENCIA de calle parece que estuvieran más destinadas a influir sobre la opinión pública en el exterior que a convencer a venezolanos. Es difícil que algún seguidor del gobierno se haya cambiado en los últimos días por los disturbios. Con el SOS se pide una ayuda externa, algún tipo de intervención extranjera.
LOS CANCILLERES DE UNASUR celebraron diferentes reuniones: con empresarios, con la Mud, con dirigentes estudiantiles. Pero no hubo una reunión con los factores de la oposición que se han planteado abiertamente la salida de Nicolás Maduro por métodos violentos. Es un sector influyente que ha tomado la iniciativa e impuesto, en los hechos, una línea política. Poderes fácticos, los llaman.
LA MUD NO HA QUERIDO, hasta el momento, participar en el diálogo. Esto se debe a que en su seno hay estrategias distintas. Por un lado, están los que son partidarios de “la salida” y por otro, los que se inscriben en acciones pacíficas y electorales. Pero incluso entre estos últimos hay diferencias. Unos están más decididos y otros temen las descalificaciones de los radicales.
LAS LÍNEAS AEREAS vendían los pasajes que costaban trescientos dólares en mil. No es solo especulación, sino una verdadera estafa a la Nación. Actúan como un cartel y ahora chantajean para que se les pague.
El Socialismo en la Historia
“Nuestro vino es agrio…”

Era una DeHavilland Twin Otter (DHC-6) la nave que se estrelló contra el nublado cerro de Santa Marta el 31 de julio de 1981. Suele ocurrir, que las avionetas se caigan. Sin embargo, surgieron las dudas. Llamó la atención que la estructura con sus pasajeros calcinados estuviera en un lugar y a varios kilómetros de distancia hubiese aparecido la cola. Sospecha razonable, sobre todo porque el pasajero de la aeronave era Omar Torrijos. Se presume que una pequeña porción de explosivo plástico, manipulada por un altímetro, la hizo estallar.

Torrijos tenía amigos y enemigos. Fue él quien llevó a pulso la vieja reclamación panameña sobre el Canal, hasta alcanzar un nuevo tratado que devolvía la soberanía y le fijaba fecha a la presencia estadounidense en Panamá.

El 7 de septiembre de 1977 fue firmado por Torrijos y Jimmy Carter. No todos estaban contentos, ni aquí ni allá. En el país istmeño, la vieja clase política que no había sabido defender el interés nacional. Allá, en el norte, los halcones replegados por la vergüenza de Vietnam.

Como en otros tantos puntos del planeta, la historia panameña se aceleró en 1968, cuando una insurgencia militar tomó el poder. Torrijos tenía el grado de comandante y al poco tiempo se convierte en la cabeza del Gobierno.

Antes, le había tocado luchar contra jóvenes guerrilleros que, precisamente, reclamaban la soberanía del Canal. En 1964 vio como la bandera panameña era desgarrada por el personal civil y soldados norteamericanos en la zona del enclave colonial, cuando un grupo de jóvenes intentó izarla.

Dos rasgos marcaron su gobierno. Su nacionalismo y la comprensión de que éste solo podía sustentarse en los sectores populares. Para ellos gobernó, dice Graham Green que con fervor. Sabía de las limitaciones de su gobierno y de su pequeño país. Pero solía decir, como Martí: “Nuestro vino es agrio, pero es nuestro vino”. Colaboración especial para LatinPress®.

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