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Me
llamo Tricky y soy una gorra tricolor. Gorra, léase bien, porque hay
algunos ordinarios que me quieren llamar cachucha y primero muerta...
Soy una gorra libertaria que ha vivido intensamente el último año de la
convulsionada historia de mi pobre país. No ha sido fácil...
Soy
de la generación “¡cómo te quiero Venezuela!”, aunque una vil calumnia
urdida por el G2 cubano asegura que mis ancestros son chavistas, pero
sepan que ¡no es no!, que en mis fibras de algodón y polyester no hay
una sola gota de tinte comunista, lo mío es made in USA.
El
año pasado resistí las inclemencias del tiempo apoyando al Flaco
-aunque, ahora que lo pienso, aquello fue una flaqueza-, bailé al ritmo
de “Hay un camino” -otro desatino-, voté desafiando a un CNE amañado y
por supuesto, luego salí a descargar mi arrechera. He caceroleado
incontables horas de incontables noches, incluso tuve la gloria de
cacerolear a varios ministros en el CCCT... He visto nuestras esperanzas
arrebatadas una y otra vez, arrebatado el plebiscito, arrebatada la
navidad y yo aquí, sobre esta cabeza atormentada, aposté por La Salida.
Dos
meses tragando humo guarimbero, tiznados mi amarillo, azul y rojo; mis
ochos estrellas que deberían ser siete. Dos meses que el Profeta aseguró
que serían cinco días, pero por mi que fueran mil años, así lo creo,
pero yo no sé que tiene adentro la cabeza me porta: Aquí estoy tragando
humo, sí, pero este vez de una parrilla playera con punta trasera,
chorizo, morcillas y unas pechugas de pollo tan grandes que me hacen
pensar que son de esos pollos jamaiquinos que denunció valientemente
Julio Borges.
No
sé qué entendió la gente cuando se anunció “La Semana Tranca”. Aquí la
única tranca es la cola de temporadistas rumbo a Playa El Agua, muchos
con gorras como yo, pidiendo auxilio en los vidrios de sus carros,
anunciando una fulana “Resistencia” que no resistió la tentación de la
playa, la rumba, el wiskisito, empanadas de cazón, pescado frito y una
semana de sol que ya me tiene desteñida, harta, sin salida.
Saludo
a otra gorra tricolor más allá, como buscando apoyo, y ella voltea
simpaticona... Insolente revela un 4F de cachucha chavista y con sádico
cinismo me dice: ¡Qué semana santa más chévere!
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