1) Dos fatales enfermedades acechan nuestros procesos políticos: el endeudamiento, que invita a creer que lo prestado no ha de pagarse nunca, y los juegos cambiarios, que tientan a multiplicar dinero cambiándolo de categoría. No es la primera vez que en Venezuela un desbarajuste cambiario desestabiliza a un gobierno. Allá en mis mocedades, cuando gobernaba Lusinchi, también se estableció para la venta de dólares un Régimen de Cambio Diferencial (Recadi) a tasa preferencial de 7,50 para importar artículos de primerísima necesidad, otra de 14,50 para artículos de necesidad mediana, y mercado negro para el resto. El Gobierno publicaba detallados informes sobre los dólares que asignaba, que analicé en mi periodiquito alternativo Profetariado. El resultado fue devastador. En 1987 se asignaban dólares preferenciales para importar calzados italianos, corbatas de seda, whisky fino, y misteriosos productos como “raíz de Mandrake” (jengibre vulgar) y cloruro de sodio (sal común, que se producía en Araya). Para la indispensable insulina, sólo había mezquinos dólares a 14,50. La francachela terminó en desastre, sin más víctima que el legendario “Chinito de Recadi”. Pero toda catástrofe devora a sus autores. El legendario partido Acción Democrática, contra el cual nos inmolamos infructuosamente las izquierdas, encontró en Recadi su cristiana sepultura.
2) Nada tan mágico como el juego cambiario. Con una ruleta por el estilo estrenó Carlos Andrés Pérez su segunda presidencia en 1989. Los bolívares que administraba los convertía en dólares a tasa preferencial, los cuales vendía a precio de mercado negro para obtener bolívares que volvía a cambiar en dólares preferenciales. A las pocas vueltas de esta maquinita multiplicadora pueden ustedes imaginarse los efectos. Todo sucedía mientras se fusilaba al pueblo en las calles por protestar contra el Paquete Neoliberal. Esta vez no bastó con un chinito de Recadi. Con todas sus ínfulas de Gran Demócrata Latinoamericano, el Inquieto Muchacho de Rubio fue a parar a un calabozo de la cárcel de Los Teques.
3) En nuestro blog luisbrittogarcia.blogspot.com escribimos el domingo 15 de julio: “El sector privado opositor culpa al Gobierno de la Escasez, a pesar de que los negociantes obtuvieron del Estado según el presidente Maduro unos 60.000 millones de dólares preferenciales para importar bienes esenciales, y los fugaron aplicándolos a importaciones fantasmas de empresas de maletín. En el juego de la Escasez hay compras nerviosas incentivadas por los medios, estratégicas desapariciones y reapariciones de productos, especulaciones ultrausurarias con los precios. No parece tampoco el sector público haber desarrollado una campaña para sindicar a los verdaderos culpables de la escasez. Dentro de ellos, quienes alegremente otorgaron esa catarata de dólares preferenciales sin exigir garantías de fiel cumplimiento de las importaciones ofrecidas ni prueba de la solvencia de los favorecidos; quienes retardan las sanciones y confiscaciones del caso, quienes postergan el paso trascendente de asumir directamente las importaciones para no depender de una oligarquía que las utiliza para asesinar al proyecto socialista”.
4) El Caballo de Troya de la Guerra Económica entra entonces por un boquete en parte abierto por los propios troyanos. Los errores ocurren, pero quien los oculta los comparte. ¿Quién entregó 60.000 o 25.000 millones de dólares, según la fuente, a empresas de maletín? ¿Quién omitió comprobar su existencia real y su solvencia? ¿Quién recibió esas magnitudes sin prestar garantías? ¿Quién omite emprender acciones contra tantos quiénes?
5) Una crisis estalla cuando aparecen los Yonofuís despedidos echándole la culpa a otros. La crisis termina cuando alguien asume su responsabilidad.
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