lunes, 9 de julio de 2012

El Gran "Pepe" Mujica...

Discurso del presidente José Mujica
Cumbre Río +20 / 20.6.12


Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias.
Muchas gracias al pueblo de Brasil y a su Sra. presidenta, Dilma Rousseff.
Muchas gracias también, a la buena fe que han manifestado todos los oradores
que me precedieron.

Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de apoyar todos los acuerdos
que, esta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir.

Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta.

Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable. De sacar las
inmensas masas de la pobreza.

¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de
consumo que queremos es el actual de las sociedades ricas?

Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes
tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes?
Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿tiene el mundo los elementos materiales como para hacer posible
que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de
consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades
occidentales?

¿Será eso posible?

¿O tendremos que darnos otro tipo de discusión?

Hemos creado esta civilización en la que hoy estamos: hija del mercado, hija
de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y
explosivo.

Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha
deparado esta globalización, cuya mirada alcanza a todo el planeta.

¿Estamos gobernando esta globalización o ella nos gobierna a nosotros?

¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una
economía que basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra
fraternidad?

No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el
contrario: el desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter
colosal y la gran crisis que tenemos no es ecológica, es política.

El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las
fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre. Y a la vida.

No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general.
Venimos al planeta para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y
ningún bien vale como la vida. Esto es lo elemental.

Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un
“plus” y las sociedad de consumo es el motor de esto. Porque, en definitiva,
si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la
economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.

Pero ese hiper consumo es el que está agrediendo al planeta.

Y tienen que generar ese hiper consumo, cosa de que las cosas duren poco,
porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, entonces, no puede
durar más de 1000 horas encendida. ¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100
mil horas encendidas! Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema
es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una
civilización del “úselo y tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político. Nos están indicando que es hora de
empezar a luchar por otra cultura.

No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas,
ni de tener un “monumento al atraso”. Pero no podemos seguir,
indefinidamente, gobernados por el mercado, sino que tenemos que gobernar al
mercado.

Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos
es de carácter político. Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también
los Aymaras- definían: “pobre no es el que tiene poco sino el que necesita
infinitamente mucho”. Y desea más y más.

Esta es una clave de carácter cultural.

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan. Y lo voy
acompañar, como gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo
"rechinan". Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis del agua y de la
agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el modelo de
civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra
forma de vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para
vivir. En mi país hay poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13
millones de vacas, de las mejores del mundo. Y unos 8 o 10 millones de
estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es
una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y
ahora están consiguiendo las 6 horas. Pero el que tiene 6 horas, se consigue
dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tiene
que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto, cuotas y cuotas y cuando
se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana?

Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en
contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del
amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto a los amigos. Y tener, sí,
lo elemental.

Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos. Cuando
luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento
del medio ambiente se llama felicidad humana."

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