(Foto original CNE)
(Nota: del
Editor. La foto se pixela , no es desenfocada , no porque fue mal tomada sino
porque es muy pequeña y al ampliarla sucede esto.)
Entrar al
galpón del Consejo Nacional Electoral donde se realizan las auditorias es una
experiencia impresionante. Es un espacio gigantesco. Cientos y cientos de
maletas azules, cuidadosamente apiladas unas sobre otras en un espacio de al
menos unos cincuenta metros de ancho, unos 10 metros de alto y más de cien
metros de profundidad, reposan tranquilamente esperando el siguiente proceso
electoral. En ellas están celosamente guardadas y embaladas las máquinas de
votación y materiales necesarios para los eventos electorales.
Allí mismo,
en un espacio dentro del galpón separado del almacén, decenas de personas
trabajaban en unas treinta mesas desplegadas, cada una con computadores y
agarraderas que facilitan colocar las cajas de votación. Una banda transportadora
les permite mover las cajas de un lado para otro, de forma muy organizada. Y
una estatua de la Virgen María, a la misma altura de las cámaras de seguridad,
vigila el enorme recinto.
Este es el
lugar -en Filas de Mariche- donde se realizaron las auditorías solicitadas por
la oposición desde el mismísimo 15 de abril. Allí, auditores y asistentes
abrieron las bolsas transparentes contentivas de una caja de cartón con el logo
del CNE, en la cual están todas las papeletas o comprobantes de voto de cada una
de las mesas de las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril. Son en total 39 mil cajas; si pudiésemos
colocarlas una sobre otra, formarían una
inmensa columna de unos 8 kilómetros de alto,
casi tan altas como el Everest.
Cinco
miembros del colectivo Colibris
(Conocimiento Libre para el Socialismo: Lía Hidalgo, Nerissa Aguilera,
Leonel Subero, Andri Marín y quien escribe), todos profesionales de la carrera
de Computación, tuvimos el privilegio de entrar el pasado sábado 25 de
mayo y
ver con nuestros propios las auditorías. En el interior del recinto no
se permite el ingreso de cámaras o teléfonos celulares, lo que nos impidió
tomar nuestras propias fotos. Por ende,
intentaré ser lo más descriptivo que pueda.
Lo primero
que queremos explicarles es la magnitud del proceso de auditoría.
En el
interior del galpón fueron colocados 30 mesones, cada uno dividido en dos, con el fin de permitir sesenta revisiones al
mismo tiempo. Cada mesón tiene 2
computadoras portátiles con un software que permite a los auditores señalar el
estatus de cada caja auditada. Hubo que
instalar una red local con suiches y cableado estructurado, además de una cinta transportadora que
permite movilizar las cajas y material electoral dentro del espacio.
En todo
momento hubo 30 auditores externos y 60 asistentes, además de varios profesores de la Escuela de
Computación de la UCV quienes supervisaron el proceso e intervinieron en los
‘casos difíciles’. Además, estuvo el personal técnico, logístico,
obrero y de seguridad.
En el lugar,
una empresa suministró los desayunos,
almuerzos y refrigerios a todas y
todos los trabajadores y asistentes.
Además, varios camarógrafos profesionales, con sus
cámaras y trípodes, generaron el video que fue mostrado en ‘tiempo real’ en la
página web del CNE. Un operador maneja una suichera o mezcladora de video, que
le permite elegir cuál de todas las cámaras va a mostrarse. Tienen allí todo el equipamiento de audio
para que el mundo entero pudiera escuchar, con la mejor calidad posible, la lectura de las actas, que se realizó al terminar cada día de
trabajo. La señal se digitaliza y se
transmite hasta los servidores de una empresa privada, que hace el "broadcasting". Es decir: esto no es un hangout o un twitcam
de Diosa Canales; es un equipo de video
profesional haciendo su trabajo.
Todo el
personal, incluyendo los
observadores, es transportado día a día
en autobuses alquilados por el CNE, que
también traslada a los observadores, testigos de los partidos políticos y
demás visitantes. El transporte
se hace desde la sede principal del CNE ubicada en El Silencio (centro de
Caracas) hasta Mariche, muy al suroeste
de la ciudad capital.
Además, las 39 mil cajas con los comprobantes de
votos no se guardan en el galpón, sino
en una gigantesca carpa con condiciones climáticas especiales para la
preservación de las papeletas.
¿Por qué
contamos todo esto? Queremos dejarle en
claro al lector que esta operación de auditoría que se estuvo realizando por 30
días consecutivos en el CNE no es nada ‘barata’. Es una auditoría no-planificada en el
cronograma original (pero hubo otras 18). Es uno de esos "lujos"
necesarios para mantener la paz. Algo que podemos hacer en Venezuela por
nuestra condición de país petrolero, pero que otras naciones del mundo
seguramente no podrían costear.
Más
aún: por muy petroleros que seamos, Venezuela es un país con una inmensa deuda
social. El dinero que se invirtió en
esta auditoría (especulo yo), probablemente tendrá que restarse de proyectos
sociales o cancelación de deudas a trabajadores.
Inasistencia opositora
Por ende,
resulta terrible que quienes exigieron esta auditoría (los partidos que apoyaron al ex candidato
opositor Henrique Capriles Radonski) no
estuvieron presentes. Todos recordamos
las palabras fuertes y altisonantes de Capriles los días 14, 15 y 16
de abril; los llamados que hizo a sus
seguidores para que drenaran ‘la
arrechera’, causando protestas que se
tradujeron en ataques a sedes de partidos
y centros de salud. Hubo 11 personas asesinadas, casi todas militantes del chavismo.
El 18 de
abril en la noche, luego de que Tibisay
Lucena anunciase la ampliación de la auditoría,
Capriles se mostró conforme con su realización (ver reseña en
Globovisión y Noticias24).
Pareciera que sus palabras aquel día no quieren ser recordadas ni por él
mismo: ..dijo…
- “Sacamos la cuenta y son 12.000 cajas
(…). Nosotros consideramos, porque hemos hecho un trabajo en el Comando Simón
Bolívar, nosotros sabemos dónde están los problemas: en esas 12.000 están los problemas“, expresó en una alocución transmitida por
Globovisión.
“Ahí
perfectamente podemos demostrarle al país la verdad; por lo tanto,
el Comando Simón Bolívar acepta lo que el Consejo Nacional Electoral en
cadena nacional de radio y televisión le ha anunciado al país”, aseveró,
al tiempo que se mostró seguro de que “más temprano que tarde la verdad
saldrá a flote; y no solamente saldrá a flote, sino que va a tener consecuencias la verdad”.
Sin
embargo, días después cambió
completamente de opinión: el miércoles
24 de abril dio un ultimátum -hasta el
jueves 25- para el inicio de la
auditoría y, ese día, anunció que se retiraría de las mismas para
impugnar las elecciones (!).
Efectivamente, la oposición no ha asistido a esta
auditoria (aunque sí a todas las
anteriores a esa). El día que
asistimos, sólo estuvieron los testigos
del Partido Comunista de Venezuela, del partido cristiano Nuvipa y de
la organización ‘Poder Laboral’,
encabezado por la ex candidata presidencial Reina Sequera en persona.
Los testigos
de la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD, la coalición de partidos que apoya a Capriles) no han asistido ni un sólo día. Los testigos del PSUV asistieron sólo la
primera semana.
La oposición
ahora argumenta que "la trampa" no será reflejada por esta
auditoría, por lo que exigen una
revisión completa de los cuadernos electorales,
en los cuales quedaron reflejadas las huellas y firmas de todos los
participantes. Aunque la magnitud de
auditar 14 millones de huellas es enorme, técnicos del CNE nos indicaron de
manera informal, que el organismo está esperando el fin de esta auditoria para
iniciar la auditoria del SAI (el sistema de las captahuellas), a la cual nuevamente la oposición podrá
enviar sus expertos si así lo desea,
y en la cual se auditarán las
huellas digitales captadas por las máquinas electorales, con el fin de detectar huellas
duplicadas u otras irregularidades.
Qué hace la
auditoría actual
La auditoría
consiste básicamente en contar los comprobantes de votos de acuerdo a los
candidatos y partidos,
y compararlo con las cifras transmitidas el 14 de abril desde las
máquinas de votación de cada mesa hacia los centros de cómputo. Básicamente,
pueden pasar una de estas 3 cosas:
- Que no haya diferencias entre el
conteo manual y lo transmitido por la máquina el 14 de abril.
- Que existan diferencias, pero estén justificadas en el acta de
votación (Ejemplo: que un elector se
haya comido un comprobante de voto, lo
haya roto, etc). Siempre que sean
menores o iguales a 2 por mesa electoral.
- Que haya diferencias, con
o sin justificación, mayores a 2 papeletas por mesa electoral.
Nos
indicaron que el 99,98 por ciento de las cajas de votación caen en el caso
1, y
sólo el 0,02 por ciento (una de cada 5 mil) caen en el caso 2. Aún en estos casos, las discrepancias nunca
han superado las dos papeletas por mesa electoral. En otras palabras, no ha habido ni una sola mesa electoral que
haya caído en el caso 3; al menos no
para el momento en que allí estuvimos (sábado 25 de mayo).
El 14 de
abril fue auditado el 70 % de las cajas
Todos los
días se chequearon 700 cajas. De ellas,
un poco más de la mitad ya fueron auditadas el 14 de abril, como lo señala una etiqueta adherida a las
mismas.
En
teoría, quedaba por auditar un 46 % de las cajas.
Pero el personal del CNE nos explicó que el 14 de abril, muchos miembros de mesa decidieron por su
cuenta, auditar el total de las mesas de
cada centro, y no sólo las que les
correspondían. En el CNE se dieron
cuenta de ello porque muchas cajas, a
pesar de no tener las calcomanías que indicaban que ya estaban auditadas (se
entregaron en cantidad exacta para cada centro), sin embargo todas las papeletas dentro de
cada caja estaban ordenadas y agrupadas con una liga (o elástico). Todos los días se reseñó en el acta la
cantidad de cajas que fueron "verificadas adicionalmente a lo previsto en
la Verificación Ciudadana Fase I, el día
de la Elección Presidencial 2013".
Esto aceleró el proceso, de tal
forma que muchas veces se terminó el trabajo antes de lo pautado.
Las
estadísticas que manejaban hasta el sábado 25 de mayo indicaban que el 71 % de
las mesas habían sido auditadas el
14-A, y
no el 54 por ciento.
Por un lado,
es admirable el nivel de organización del Poder Electoral y de los
profesionales que trabajaron en las auditorías.
Pero por el otro, es lamentable
el desperdicio de recursos causado a veces por nuestra propia ignorancia. "Estas auditorías se realizan por
razones políticas y no técnicas", nos explicó una profesora
de estadística unas semanas atrás,
señalándonos que el tomar una muestra del 54 por ciento de las mesas
electorales para detectar fraudes, es
algo innecesario y absolutamente exagerado: algo a lo que el CNE tuvo que ceder debido a
que algunos medios de comunicación
y ciertos partidos
políticos, fortalecían la tesis del
supuesto fraude.
Eso es
equivalente a sacarle a alguien el 54 por ciento de su sangre con el fin de
hacerle un examen médico para ver si tiene una enfermedad. Todo estadístico
sabe que, si la muestra es tomada de forma adecuada, el hacer una revisión
sobre el 10 por ciento de las cajas sería suficiente para detectar cualquier
fraude.
Sin embargo,
en el caso de las auditorías que se realizaron en Mariche, no se está tomando el 54 %, sino el 100 %. Es decir:
se está extrayendo TODA la sangre al paciente para ver si el paciente
está enfermo o no.
Es posible
encontrar en la página web del CNE,
www.cne.gob.ve , buena parte de
las actas escaneadas que muestran avanzó el proceso. También están las actas escaneadas y
firmadas por testigos y técnicos
(incluyendo los de la oposición) en procesos anteriores. Sólo debe ingresar en www.cne.gob.ve , en la columna de la izquierda buscar
"Normativa Electoral", luego en "Documentos por evento
electoral", "Elección Presidencial 2013" y
bajar hasta "Actas de Ampliación Verificación Ciudadana Fase
II".
¿Qué debe
ocurrir con esta costosísima auditoría, que la oposición exigió pero luego
desconoció sin razón alguna? ¿Deberían ser multados, o exigírseles cancelar el
costo de su realización? Son preguntas para la reflexión.
Para
concluir: agradecemos al CNE el habernos
permitido conocer estas impresionantes auditorías. La visita permitió darnos cuenta de que éste
es posiblemente uno de los procesos electorales más auditados del mundo, que los partidos políticos han tenido acceso
a todos los procesos de auditoría (tanto previos como posteriores a las
elecciones), y si ellos han decidido no estar presentes en
alguno de ellos, ese es su problema. Ojalá la paz del país no vuelva a ser
perturbada, como lo fue horas después de
terminadas las elecciones, y que los responsables de las 11 muertes
ocurridas en aquellos días paguen severamente por sus acciones.
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