Anticorrupción y más...
La práctica del presidente Nicolás Maduro contra la corrupción ha planteado otras necesidades. El mismo mandatario ha criticado severamente la burocracia y la ineficiencia.
Queda pendiente que los funcionarios del Gobierno, dirigentes del PSUV y del Poder Popular tengan una actitud distinta, sean sensibles frente a cualquier requerimiento de los ciudadanos, ante todo somos servidores públicos. Debe haber respuesta y solución oportunas.
Hay reclamos justos, que no son atendidos. Un Mercal es abierto a las 10 de la mañana y quienes aguardan desde la madrugada, al requerir explicación, son tratados con desdén por funcionarios arrogantes. Lo mismo ocurre en ministerios, consejos legislativos, gobernaciones y cualquier institución pública.
Una revolución socialista, bolivariana y chavista, para ser tal, debe elaborar una nueva relación interhumana. Las personas tienen sueños, anhelos, angustias, miradas claras y de dudas, necesidades…
Hay que entender que no son objetos ni subordinados, son ciudadanos con derechos de participación, en un nuevo contexto que deberá desarrollarse desde una ética refundadora de las relaciones humanas.
Esa relación distinta será el diseño para lograr la trascendencia de la Revolución, una nueva conciencia, en la cual la revolución de las cosas -becas, viviendas, etc.- sea un acto rutinario y no lo más importante.
Que la revolución de las ideas reúna a millones de venezolanos en la construcción conjunta de la nueva sociedad.
Necesitamos una nueva mirada del país y de nosotros mismos desde el plano político elevado a lo cultural, ya lo ha dicho Luis Britto García: “Una revolución es cultural o no es…”.
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