lunes, 29 de diciembre de 2014

LatinPress. 27/12 - 2/01/2014/5. Venezuela.

 
Obama: rectificación y ataque. Sin embargo, de manera simultánea, el Jefe de Estado de ese país ha realizado un acto de hostilidad contra Latinoamérica, al aprobar una legislación que establece normas y determina penas para funcionarios públicos y ciudadanos de otro Estado, en este caso Venezuela.
   
Barack Obama ha tomado la decisión de rectificar una política hacia Cuba que desde hace mucho tiempo había caído en estado de obsolescencia.

Incluso, en las Naciones Unidas cada vez que iba a consideración el asunto del bloqueo, Washington votaba de manera solitaria y aislada. Obama ha dado un paso sensato, que responde favorablemente a las demandas de Latinoamérica. Sería de desear que continuara actuando de este modo en sus relaciones con el Sur.

Sin embargo, de manera simultánea, el Jefe de Estado de ese país ha realizado un acto de hostilidad contra Latinoamérica, al aprobar una legislación que establece normas y determina penas para funcionarios públicos y ciudadanos de otro Estado, en este caso Venezuela.

De tal manera que Obama ha retrocedido disparando al mismo tiempo. No estamos frente a una “lista” que penaliza infracciones de extranjeros en territorio estadounidense, sino de una normativa legal destinada a regular la relación de los ciudadanos que hacen parte de otro territorio y Estado, lo que corresponde sólo a los poderes públicos de cada país o a instancias internacionales.

Esta ley tiene por nombre “Ley de protección de los derechos humanos y de la sociedad civil de Venezuela 2014”.

Como toda ley, tiene su exposición de motivos, el ámbito de competencia  y las penas correspondientes. Imagínese usted que el parlamento de Argentina, por ejemplo, apruebe disposiciones que regulen las relaciones laborales en Chile, con una ley que lleve por título “Ley de protección  de los derechos laborales de los trabajadores y del movimiento sindical de Chile 2014”.

En política exterior se estima que ese tipo de conductas de un Estado  que lesionan las potestades de otro Estado tienen por finalidad bien sea doblegar su voluntad y forzarlo a adoptar determinadas conductas políticas, o bien presionar para el desplazamiento de sus gobernantes.

Por estas razones, este tipo de acciones hostiles son consideradas como actos de guerra de baja intensidad.

En Venezuela, lo natural hubiese sido que sus diferentes sectores rechazaran el intento de imponer disposiciones políticas desde el exterior, a pesar de la polarización y aun cuando existan  numerosas razones para cuestionar al gobierno de Nicolás Maduro. Pero no ha sido así, las dos grandes corrientes que conforman la oposición, “La salida” y la Mud, han dado su respaldo a un acto de intervención extranjera y han aceptado que la sociedad civil venezolana sea tutela por otro Estado.

Se ha creado una situación delicada y peligrosa para la supervivencia de Venezuela como nación plenamente independiente, ya que ha sido  una porción importante de la élite del país, que pudiera acceder de manera natural a la conducción del Estado, la que se ha inclinado a favor de la cesión de parte de la soberanía nacional.

Ya se sabe, los hechos históricos lo muestran, que la preservación cabal de la independencia de una nación depende la mentalidad de sus clases políticas e intelectuales. Si se dividen sobre esta materia, si una parte de ellas admite una soberanía limitada, puede ocurrir una verdadera desgracia. Colaboración especial para LatinPress®.

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