Ya
la muerte de niños palestinos entró en la fase rutinaria que no merece
mención en la prensa. Es que las noticias se amontonan y atropellan,
sobre todo cuando un periodista estadounidense es decapitado en Iraq por
un terrorista del “Estado Islámico” que parece que es inglés y se llama
John, cosa aterradora, no tanto por decapitación, porque los “rebeldes”
entrenados y financiados por los Estados Unidos y Europa lo venían
haciendo en Siria, pero a sirios, y por una buena causa: derrocar a un
“tirano” que se empeña en llevarles la contraria. El problema aquí es
que el verdugo nació y creció en alguna calle de Londres, y calculan los
más optimistas que hay 500 como él, haciendo lo que John hace, y bueno,
que a lo mejor les da por volver a casa un día y sálvese quién pueda.
Expertos
en montar guerras lejos de sus fronteras configuran un mundo que cada
vez se parece más al infierno. Sumando horrores cuando ya creíamos no
poder horrorizarnos más. Mientras las noticias dicen y las noticias
callan según indique la conveniencia.
Unos
policías mataron a un joven negro en Missouri y todo un pueblo gritó su
rabia centenaria. Y los medios ni pío porque a un montón de famosos
millonarios se les antojó que la filantropía es filmarse mientras les
cae un tobo de agua helada en la cabeza. Salvando al mundo a tobazos de
agua potable con hielo mientras medio mundo muere de sed. Hasta al
genocida Bush le cayó su tobazo como, supongo, tantas otras veces le
había caído para despejarle alguna de sus conocidas borracheras. ¡Eso sí
es una noticia! Y esperamos el tobazo de Obama para conmovernos todos
con el gesto del ilustre Nobel de la paz que entregó 250 millones de
dólares a Israel para que pueda seguir matando niños palestinos, para
que no crezcan, porque entonces reclamarían sus derechos y los derechos
de otros atentan contra los intereses de los Estados Unidos y sus
secuaces.
Mediatizados,
gringos ahogados de deudas, juegan también con su tobo de agua helada
mientras su gobierno sigue inventando guerras de esas en las que pelean
sus hijos pobres y en las que solo ganan las corporaciones… Tobazos de
agua mientras en cualquier jardín vecino crece John, lleno de
resentimiento, jurando que los héroes, tal como aprendió en la tele, son
los que más sangre ajena logren derramar.
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