La Mucuy
Los solsticios de invierno y verano son anunciados por las estrellas, ambos tienen una duración de ciento ochenta días, repartidos para la eternidad en los dos tramos del año.
El inaugural, es el antiguo solsticio de invierno, iniciado cada veintiuno de diciembre, justo cuando se anuncia la llegada del espíritu de la navidad, quedando su efecto hasta el mes de junio del año entrante.
Esta es una de las razones por las cuales al veintiuno de diciembre se le atribuye como un día de mucha energía, limpia el espíritu de quien lo reciba y oye con fe los deseos más difíciles de conseguir.
El segundo solsticio es el de verano, marca la culminación de la mitad del año, comienza a partir de cada veintiuno de junio y finaliza el último mes del año. Es el comienzo de las Fiestas del Sol y San Juan, también conocida como la Fiesta del Año Grande, este día tiene otra gran y única particularidad, es el más largo del año.
El solsticio de verano llega con mucha fuerza en el sexto período del año, pues viene empujado por mayo, mes del santo patrón de La Mucuy, San Isidro Labrador, a quien piden con devoción:”Quita el agua y pon el sol”. Sagrada imagen y cobijo de campesinos labradores de su tierra, junto a duras yuntas con inmensos bueyes amarrados a fuertes yugos provenientes de enormes árboles alimentados con aguas de eternas lagunas dominadas por la gran Sierra Nevada.
Este mes de junio, también lleva la pujanza de la sagrada Cruz del Sur, conocida desde tiempos antiguos como la Cruz Caribe, adorada por indígenas quienes la identificaban en el firmamento como la anunciadora de los nuevos ciclos.
El inicio del solsticio de verano es acompañado por el retumbe de los tambores de San Juan y sus cantos: “San Juan te lo quita, San Juan te lo da”. Justo cuando los días del sol se apartan para dar lugar a la entrada de frías noches y cielos nublados, acompañados con las nevadas en los altos picos: Del León, La Silla del Toro, Bolívar, Humboldt y el Bonpland. Justo allí se abrirán los nuevos portones, postigos y ventanas para que toda la buena suerte suceda.
Se iniciarán prolongadas jornadas de trabajo que permitirán al agricultor permanecer más tiempo bajo la luz del sol y aprovechar largas faenas en su tierra. Al llegar la hora de regresar a su hogar, sus hijos le esperarán despiertos, podrá jugar con ellos y contarles mágicas historias de San Juan combinado con la fe de los solsticios. San Juan recién despierta para culminar de llevar los largos meses que aguardan la restante mitad del año.
Miguel Jaimes
Para: Diario Frontera
29 de junio de 2011
Miguel A. Jaimes N.
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