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Primero
fue el Profeta: un brasileño salido de la nada que se convirtió en el
guía iluminado de oscuras caceroleras. Ellas bebían sus palabras al
ritmo del plaka-taca-taca, esperanzadas, porque aquello iba a durar
cinco días. “Dios y la Virgen Dorada de Altamira te oigan y te colmen de
bendiciones, Profeta libertario” -Tuiteaban eufóricas entre cacerolazo y
cacerolazo. Sus hijos, en la calle, encapuchados, portadores del fuego
sagrado de la libertad. El Profeta así se los confirmaba. Madres
bendecidas por un charlatán, orgullosas apretaban en sus manos rosario y
cucharón.
Caducaron
los lapsos del Profeta. Las cacerolas ya no daban para más. El fuego
guarimbero se apagó con el hastío del autoencierro. La esperanza, como
las palabras del Profeta, se apagó.
Pero
no todo está perdido, el plan dirigido al “pueblo ignorante” y
supersticioso continúa, su mensaje de terror: sangre, sangre y más
sangre, terremotos, maremotos, epidemias mortales, explosiones, uranio
empobrecido, amenazas de muerte con nombre y apellido, castigos divinos
todos. Las siete plagas de Egipto renovadas en nuestra geografía,
anunciadas por videntes, brujas, tarotistas de Twitter, convertidas en
titulares de infames medios diseñados por sifrinos para ese pueblo que
creen ignorante, ahí, imperdible, entre la foto de una mujer medio
desnuda que apunta al lector con puyudos pezones y los números para el
próximo sorteo de la lotería.
Para
que coman miedo, miedo y miedo, para que se caguen, pues, para que se
dejen de la pendejada de apoyar al gobierno que los apoya y se
arrodillen pidiendo perdón. Que pidan perdón, que salgan a matarse entre
ellos, pero eso sí, que no salpiquen mucho para acá; que sean brazo
ejecutor de unas profecías de laboratorio para que quede claro que no
hay ciencia más exacta que el Tarot. Que dejen la soberbia de querer ser
gente y acepten que estamos sometidos a los designios de un Dios
furioso que habla a través de brujas de ultima generación. ¡Pueblos del
mundo, arrepentíos!
Proliferan
las brujas 2.0, todas con una sola voz, “tanta coincidencia tiene que
ser verdad”. Y el pueblo atento, no a las predicciones sino a las
amenazas que éstas entrañan. Mientras tanto unas señoras de El Cafetal
se pasan emocionadas las profecías por el PIN con un piadoso “Hágase tu
voluntad”.
Te falto decir Carola, que esto lo hacen en la cola que la dictadura impone para cobrar la Pensión de vejez (un derecho adquirido según ellas y ellos, pero que en la cuarta Alfredo Peña con la Metropolitana,(aquellos de Puente Yaguno) les caía a Ballena y Rinoceronte a los viejitos, cuando eso , NO era un derecho ?) para salir a MERCAL a comprar los productos, poner el carro ful de gasolina subsidiada y pasar para Cucuta, y de paso raspan. "Hágase tu Voluntad"
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