miércoles, 13 de abril de 2011

Libia y el Petroleo que quiere la CIA y el PENTAGONO....es la verdad...

Reminiscencias de mi vida
                                                                           
                                                                
                                     Muamar  Ghaddafi


En nombre de Alá, el benevolente, el misericordioso…

Durante 40 años o más,  no lo recuerdo, hice todo lo posible por dar a la gente casas, hospitales, escuelas,  y,  cuando tenían hambre, les di alimento. Incluso convertí a Benghasi en tierra cultivada desde el desierto;  resistí ataques de ese cowboy Reagan; cuando mató a mi hija huérfana adoptada, trataba de matarme a mí, y en mi lugar mató a esa pobre niña inocente; luego ayudé a mis hermanos y hermanas de África con dinero para la Unión Africana, hice todo lo que podía para ayudar a que la gente comprendiera el concepto de la verdadera democracia, en la que comités populares dirigirían nuestro país,  pero nunca fue suficiente,  como algunos me dijeron,  incluso personas que tenían casas con diez habitaciones, trajes nuevos y muebles, nunca se dieron por satisfechas; tan egoístas que querían más, y dijeron a estadounidenses y a otros visitantes, que necesitaban “democracia” y “libertad”,  sin darse cuenta jamás de que eso que querían era un sistema desalmado, donde el perro más grande se come al resto;  pero les encantaban esas dos palabras, sin darse cuenta jamás de que en EE.UU., no existen  las  medicinas gratuitas, ni hospitales gratuitos, ni viviendas gratuitas, ni educación gratuita, ni alimentos gratuitos, excepto cuando la gente tiene que implorar y hacer largas filas para conseguir sopa. No, no importaba lo que hiciera,  nunca era suficiente para algunos;  pero otros,  sabían que yo era hijo de Gamal Abdel Nasser,  el único verdadero líder árabe y musulmán que hemos tenido, desde que Saladino reivindicó el Canal de Suez para su pueblo,  así como yo reivindiqué a Libia para mi pueblo;  fueron sus pasos los que traté de seguir, para mantener libre a mi pueblo de la dominación colonial, de ladrones que querían robarnos.

Ahora me ataca la mayor fuerza en la historia militar;  mi hijito africano, Obama, quiere matarme, arrebatar la libertad a nuestro país, quitarnos nuestra vivienda gratuita, nuestra medicina gratuita, nuestra educación gratuita, nuestros alimentos gratuitos, y reemplazar todo eso por el hurto al estilo estadounidense,  llamado “capitalismo”.  Pero todos nosotros, en el Tercer Mundo, sabemos lo que eso significa: significa que las corporaciones dirigen los países,  dirigen al mundo, y la gente sufre, por lo tanto no me queda alternativa. Tengo que resistir,  y si Alá lo quiere, moriré siguiendo su camino,  el camino que enriqueció a nuestro país con tierra cultivable,  alimentos   salud,  e incluso nos permitió ayudar a nuestras hermanas y hermanos africanos   árabes, a trabajar aquí con nosotros,  en  la Jamahiriya  Libia.

No deseo morir,  pero si llegara a suceder, por salvar a este país, a mi pueblo,  a todos los miles que son mis hijos,  que así sea.

Que este testamento sea mi voz ante el mundo: que combatí contra los ataques de cruzados de la OTAN, combatí contra la crueldad, combatí contra la traición, combatí a Occidente y sus ambiciones colonialistas, y que permanecí junto a mis hermanos africanos, mis genuinos hermanos árabes y musulmanes, como un faro de luz,  cuando otros estaban construyendo castillos.  Viví en una casa modesta, y en una tienda de campaña.  Nunca olvidé mi juventud en Sirte,  no dilapidé nuestro tesoro nacional, y como Saladino, nuestro gran líder musulmán, quien rescató a Jerusalén para el Islam,  tomé poco para mí…

En Occidente, algunos me han llamado “loco”, “demente”… pero ellos conocen la verdad, saben que no estoy “loco”, pero siguen mintiendo;  saben que nuestro país es independiente y libre,  no bajo mandato colonial;  que mi visión, mi camino es, y ha sido claro para mi pueblo:  que lucharé hasta mi último aliento para mantenernos libres. Que Alá todopoderoso nos ayude a permanecer fieles y libres.

Coronel Muamar Ghaddafi,   de  abril  de  2011

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