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Si por esta fecha no lo han censado, no crea que va a escapar del escrutinio gubernamental. En cualquier momento se acercará a su casa un censor o censora, de los que se hacen llamar empadronadores, portando un chaleco que parece a prueba de balas y un aparatico idéntico a un Blackberry.
Para empezar usted debe seguir las instrucciones de Primero Justicia, exigir que le entreguen la cédula de identidad, de inmediato llamar a Súmate y averiguar si el presunto funcionario aparece en la lista de preguntadores oficiales. Sólo entonces podrá aceptar que le hagan preguntas.
Recuerde que por ningún motivo debe dejar que entren a su vivienda, obsequiarles bebidas refrescantes y ni siquiera sonreír. Lo adecuado es comportarse como María Corina Machado en la AN y mostrarse inescrutable y con cara de fo.
Muchos ciudadanos están asustados con las preguntas que les formularán, pues se sabe de buena fuente que algunas personas sin escrúpulos aprovecharán para obtener datos que pertenecen al secreto marital.
Entre las preguntas capciosas que podrían hacerle figuran las siguientes:
- Raza: Si usted no está seguro de su raza no la diga. Hágase el o la inocente y pregunte usted: - “¿Tú qué opinas?”. En todo caso si le piden mostrar la piel de sus partes íntimas para determinar el color exacto, niéguese si lo considera necesario.
- Color del pelo: No es obligatorio revelarlo ni debe enseñar algunas zonas peludas para comparar. Conteste lo que prefiera o lo que recomiende su peluquera de confianza.
- Color de los ojos: Tampoco debe responder. Si lo prefiere póngase lentes oscuros.
- Sexo: Nadie está obligado a revelar detalles tan personales. Si lo acosan pida que lo pongan entre los que “no saben, no responden”.
- Estado civil: Es otra pregunta impertinente que usted contestará sólo si le provoca o lo considera conveniente. Si el preguntador o la preguntadora le cae bien, respóndale que no tiene compromisos.
- Sobrenombre, alias o apodo: No lo dé o invente el que prefiera.
- Religión: Responda que es la misma de Chávez y con eso los dejará levemente confundidos.
Una vez formuladas las primeras preguntas el censor o censora probablemente agarrará confianza y entonces pasará a interrogar sobre otros temas. No revele cuántos cuartos tiene libres, ni diga cifras precisas sobre la cantidad de personas que residen en la vivienda. Esconda a los niños y a las mascotas.
Usted deberá sospechar que la cosa viene por otro lado si le preguntan: ¿ Y cómo es él….? ¿ A qué dedica el tiempo libre ? ¿ En qué lugar se enamoró de ti …?
En ese caso acójase al precepto constitucional.
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