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miércoles, 2 de abril de 2014
La biblioteca del Greco
Exposición
Inventario de bienes del Greco, 12 de abril y 7 de julio de 1614. Escribano Juan Sánchez de Soria, sign. 23041, fols. 1404v-1405. Archivo Histórico Provincial de Toledo
Cuando el Greco
murió en Toledo el 7 de abril de 1614, tenía entre sus enseres 130
libros que se conocen parcialmente por dos inventarios redactados por su
hijo Jorge Manuel Theotocópuli: el que escribió unas semanas después
del fallecimiento del pintor y el otro que elaboró en 1621 como
testimonio de los bienes que aportaba a su segundo matrimonio. Fundamentándose en los documentos originales de estos inventarios, cinco secciones articulan el discurso de muestra.
Los padres griegos y la herencia clásica
Esta sección muestra la ascendencia que la cultura griega tuvo sobre
el pintor, que siempre se mostró muy orgulloso de sus orígenes, a través
de obras clásicas de Homero, Apiano Alejandrino, Jenofonte y otras
consagradas a Alejandro Magno, héroe de la historia helena y paradigma
de mecenas de las artes por su protección a Apeles, de quien el Greco
pudo considerarse una moderna encarnación. Esta sección también destaca
la ausencia de libros de Platón y la presencia, en cambio, de otros de
Aristóteles en su biblioteca.
Metamorfosis en Italia
La segunda sección revisa la definitiva transformación que sufrió la
pintura del Greco tras pasar por Venecia, Roma y otras ciudades
italianas. Fue entonces cuando, a través de una labor autodidacta muy
intensa mediante el conocimiento de la obra de otros artistas, el
contacto con hombres de letras y la lectura, asimiló la práctica y la
teoría artísticas dominantes. Entonces comenzó a considerar la pintura
como un discurso autónomo que trascendía la representación moralizante
de los asuntos inspirados en la mitología, la historia y la historia
sagrada.
La pintura como ciencia especulativa
Este ámbito es el centro argumental de la muestra pues el Greco
consideró que la pintura podía imitar lo visible, pero también lo
imposible, es decir como una herramienta para explorar las maravillas de
lo real y representar asuntos mitológicos o los misterios religiosos.
Vitruvio y los términos de la arquitectura
Aunque el Greco defendió la hegemonía de la pintura respecto a la
escultura y la arquitectura, en su época era común considerar a esta
última como la más destacada entre las artes por su vinculación
tradicional con las artes liberales y porque su conocimiento era
indispensable para llegar a ser un hombre universal. Así debió de
considerarse el Greco, quien diseñó la arquitectura de algunos de los
retablos en que se instalaron sus pinturas y escribió un tratado
arquitectónico cuyos contenidos y paradero se desconocen. Estos motivos
explican la presencia en su biblioteca de varios ejemplares del tratado
de Vitruvio y los más importantes que se publicaron en su tiempo como
los de Sebastiano Serlio, Vignola o Andrea Palladio.
El problema de la imagen religiosa
La sección final de la exposición muestra cómo, aunque dedicó buena
parte de su producción a la pintura religiosa, el Greco no dedicó una
sola de sus reflexiones a ella y apenas tuvo once libros relacionados
con la religión que, más allá de lo que debió de ser su propia fe
religiosa, debía de consultar para adecuar sus pinturas a la doctrina y
al decoro.
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