martes, 7 de febrero de 2012

La Tierra juega a encontrar su clima ideal, pero no está ni tibia


Olas de frío en el norte y un calor sofocante en el sur amenazan la salud y la economía mundial.
Por Daniel Rojas Arboleda | Publicado el 7 de febrero de 2012
La ola de frío polar que barre el este de Europa, desde el 27 de enero, allanó el camino hacia el sur, dejando nueve muertos en Italia y aumentando la cifra de víctimas mortales a 420 en todo el continente.

Los embates de la extrema temporada invernal se sienten con más fuerza en países como Austria, Ucrania, Polonia, Hungría, Rumania y Rusia, mientras las autoridades de Francia, Alemania, España y Gran Bretaña preparan planes de emergencia a medida que la nieve incrementa su presencia en las calles.

En el Viejo Continente, el mercurio besa el fondo de los termómetros, y las temperaturas de hasta -38 grados centígrados amenazan, especialmente, a ancianos y a personas sin hogar, mientras las familias se reúnen alrededor de estufas caseras que pueden provocar la muerte por intoxicación con monóxido de carbono.

Calor austral
En el otro extremo del mundo, en países como Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil, el año trajo temperaturas que superan los 40 grados centígrados, alcanzando incluso los 55 grados, como ocurrió en Uruguay a mediados de enero.

Las alertas rojas se encendieron mientras los incendios forestales se propagan en el centro de Chile y el consumo de energía y agua aumenta, superando en Argentina los 21.300 megavatios diarios a mediados del mes pasado.

Expertos en medio ambiente coinciden en que, a pesar de que estos fenómenos hacen parte de ciclos climáticos normales, se relacionan con actividad solar intensa y deterioro atmosférico, originando una situación histórica y única.

"El calentamiento global empeora un ciclo solar que se repite cada diez años y que está siendo singularmente intenso", explica José Musse, fundador de la revista y sitio web Desastres.org.

El meteorólogo del Ideam, José Franklin Ruiz, dice que es temprano para hablar de cambio climático drástico, aunque acepta que ambos fenómenos superan los valores históricos y que han aumentado su frecuencia en los últimos 30 años.

"Se necesitaría un estudio muy serio que confronte la relación entre éstos y el fenómeno de La Niña, que se espera termine a mediados de junio", concluye.

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